Cuando un alumno no ha llegado a cumplir los objetivos propuestos por la currícula, metas que un alumno debe alcanzar con el acompañamiento del docente, aparece la sombra y la sensación familiar de que no sólo el chico ha fracasado sino que todo el núcleo familiar también. Pero, habrá algún maestro o profesor que se planteé esta pregunta: ¿En qué fracasé? Y no pocas veces este problema acarreó otos de conducta o adaptación.
Si un alumno no alcanza el nivel pedagógico y el rendimiento medio esperado para su edad ya se habla de fracaso escolar., ya que el único criterio para evaluar el éxito o el fracaso, son las calificaciones que no siempre son todo lo objetivas que se desearía.
Muchas son las causas que pueden originar el fracaso escolar, tenemos un abanico de 180º. Las más reseñables son los trastornos del aprendizaje, entre los que se destaca por su importancia la dislexia, aunque a estos le podemos añadir los problemas que trae el ”enseñaje” y los emocionales que también pueden estar presentes.
Hablo de la dislexia porque en los primeros años, se puede convertir en el predictor de un futuro fracaso escolar si no es detectada y tratada a tiempo, ya que el aprendizaje esta basado en la lecto-escritura.
Hay otros factores: orgánicos, el déficit de atención, la hiperactividad, sociales y otros.
Decía Emilia Ferreiro que “ Una de las cosas más difíciles para dialogar en el ámbito escolar es que la escuela tradicional parte de la suposición de que los niños que recibe son oficialmente ignorantes y en caso de saber alguna cosa, eso es irrelevante respecto de los contenidos escolares”,” convencer a los maestros que esos chicos vienen pensando desde hace un tiempo…” (Página 12, 29.9.2003). Esto lamentablemente para muchos educadores sigue vigente.
Porque no se piensa que todos pueden pensar y no que hay algunos privilegiados que si lo hacen.
Además tenemos que tener en cuenta que hay chicos que tienen habilidades sociales , otros que carecen de ellas, esto hace que no tengan una buena relación con el adulto y sus compañeros, y termina generando conflictos que los mayores no sólo no resuelven sino que terminan afectándolo en su aprendizaje.
El fracaso escolar es uno de los problemas más graves que sufren en la actualidad los sistemas educativos. Las consecuencias sobrepasan el ámbito educativo. Matemática, lengua e inglés son las materias donde se registran más fracasos.
Nadie abandona la escuela por propia voluntad, las instituciones deben prevenir que esto suceda, aunque los factores sean económicos. Será el Estado y la sociedad que tendrán que ocuparse en serio de este asunto.
“En Argentina cada vez se observa más el fracaso escolar “ al decir de Celina M. Romero; integrante del equipo de investigación del I.S.F.D. No. 104 (Quilmes)-
La escuela debería estar abierta a toda clase de innovaciones, a trabajar con el alumno desde el diálogo abierto y comprensivo, en donde el docente sea el guía que ayude a resolver las dificultades del alumno y responda al mismo cuantas veces este lo necesite. Que se termine de una ve por todas el: “yo no explico más de una vez”, tan comúnmente dicho sobre todo en el área de matemática; sin el trabajo compartido, sin el diálogo, como dije antes, no habrá cambios sustanciales. Para esto el docente deberá contar con una buena formación y el día en que se recibe tendrá que tomar conciencia que su estudio terminó sino que recién empieza, la actualización permanente es necesaria, pero no sólo con concurrir a las jornadas pedagógicas, sino buscar material de lectura adecuado a la materia que está dando ni contentarse con el libro o manual que eligió, educar es algo más, impartir valores, que los contenidos sean claros y que luego no se contradigan con su discurso que no favorecen para nada el proceso de enseñanza aprendizaje.
La desmotivación conduce a la repitencia y esta a la posible deserción. La escuela debe ocupar un lugar creativo y lúdico para que la sociedad vuelva atener la confianza y el respeto que se tenía por sus docentes e instituciones, para recuperar valores que le vuelvan a dar sentido a la educación escolar.
El docente que consigue generar entusiasmo en sus alumnos, que mantiene la alegría de haber elegido bien su profesión como cuando comenzó su carrera, que pueda hacerse una autocrítica, deja hablar, escucha; no deja de enseñar al contrario tendrá una vida profesional más placentera ya que hizo todo lo que estaba en su haber por los otros. Ser docente es una filosofía de vida no sólo un trabajo así terminaremos con el fracaso escolar.
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